La amarga transición de Alemania

La amarga transición de Alemania

Llevar casi 10 años disfrutando del fútbol femenino alemán te da una visión global bastante precisa de los cambios que están ocurriendo en esta selección en este preciso instante. Es la primera vez que las veo perder con una propuesta tan clara y concisa del fútbol que quieren desplegar. Pero a la vez, era una idea «rara» y novedosa que todavía no sé si está postulada por la falta de efectivos para jugar al estilo habitual y triunfal de antaño, o si de verdad Steffi Jones obedece una orden directa de la federación alemana de fútbol (DFB) tras la evidencia, en los últimos dos torneos, de que había que evolucionar y progresar para seguir siendo dominadoras en el futuro.

El fracaso histórico que las siempre exitosas jugadoras del gigante centroeuropeo han cosechado hoy, puede ser el primer paso hacia su evolución futura; o el siguiente error de la era Steffi Jones. Porque sí, su filosofía e ideario era atractivo, pero como ya dijimos hace unas semanas tras el amistoso contra Brasil; bonito pero «suicida». Cómo responderá Jones a las numerosas críticas que tendrá que escuchar será la «llave» para el desarrollo de este estilo que ha impuesto, que ha ganado «adeptos»; pero con el que se ha pegado el mayor «batacazo» (junto con la eliminación en el mundial del 2011), que ha vivido el fútbol alemán.

¿POR QUÉ CAMBIAR?

Sí que es cierto que el 4-4-2 en rombo ha sido el gran cambio de Steffi Jones, pero no tengo tan claro que desde un primer momento hubiera tomado la decisión de jugar con este estilo de posesión y combinación que mostró por primera vez ante Brasil (porque tanto en la SheBelievesCup como en amistosos anteriores siempre variaba). Le dio galones a Marozsán y a Däbritz, pero en muchas ocasiones, llegó a jugar con Maier o Kemme en posición de interiores. Es más, Popp llegó a ser muchas veces la mediapunta de este equipo.

¿Habría jugado así de estar Simone Laudehr, Alexandra Popp y Melanie Leupolz disponibles para la Eurocopa? Nunca lo sabremos.

Si bien pongo en duda la motivación de Jones a la hora de cambiar el estilo de juego de Alemania; la aplaudo por hacerlo. Silvia Neid no fue capaz de admitir la necesidad de cambiar para progresar. Jones lo ha hecho, aunque quizás, de forma demasiado agresiva. Porque una cosa es ser ofensivo, y otra cosa es exponerse en cada partido de forma casi suicida, a las contras y transiciones de los rivales, sabiendo que tu mayor debilidad es la lentitud de las defensas y el repliegue defensivo de las «jugonas». Porque sí, presionan bien en campo contrario; pero si de casualidad el equipo rival encuentra la forma de «saltarse» la presión (Dinamarca lo ha conseguido), las dos centrales están vendidas.

Muchos se preguntarán «¿Por qué Goessling y Peter de centrales?». Es que no hay más. El gran hándicap de Alemania siempre ha sido ese. Ya con Krahn y Bartusiak/Henning años atrás, cuando ganaron Eurocopa y Juegos Olímpicos, tenían ese problema. La solución de Neid era lógica, no exponerlas a campo abierto. La Alemania de transición rápida y fútbol no tan estético sabía limitar daños. Jones ha expuesto los problemas.

El Wolfsburgo alemán, con esta misma defensa cambiando a Goessling por Fischer (Suecia), no sufre. Tan fácil como no exponerlas tanto o como tener «medios» para solucionar semejante problema. Kerschowski (a pierna cambiada y con su siempre limitada inteligencia en la toma de decisiones) y Blässe son extremos. Peter nunca ha sido una central al uso y Goessling es organizadora. Pedir a tus jugadoras que no suban tanto o que guarden un poco más la posición hubiera ayudado a no exponerse a transiciones de 3 vs 2 constantemente. En el VfL la que corrige el posible desequilibrio es Sara Björk. Sin olvidarnos claro está, de que en días como hoy, o en equipos así, ese «trabajo oscuro» que nunca se le valora a Alexandra Popp brilla por su ausencia.

El problema de la lentitud de las centrales siempre estuvo ahí y estará; porque las que vienen por detrás tocan bien el balón pero adolecen del mismo problema. Rebecca Knaak, Margarita Gidion, Johanna Elsig, la propia Kristin Demann, o dos chicas que veremos en unas semanas en la Eurocopa sub19 como Kim Fellhauer o Lisa Schöppl.

No exponerse tanto y encontrar una forma de replegar mejor. Los dos grandes lunares de Steffi Jones en esta Eurocopa. Quizás ha pecado de falta de experiencia.

¿SEGUIRÁ LA APUESTA POR LAS JUGONAS?

A todos nos ha encantado ver a Dallmann, Magull, Marozsán y Däbritz combinando. Pero la imposibilidad que ha demostrado la preparadora alemana de encontrar el equilibrio con ellas en el campo; y la vuelta de Laudehr, Popp y Leupolz a la selección en las próximas convocatorias, provocan la duda en quien les escribe. El derroche físico de la sempiterna carrilera alemana, la brutalidad física de la delantera del Wolfsburgo y la polivalencia y entrega de la nueva imagen del Bayern...

¿Qué ocurrirá? Esa es la gran pregunta.

Alemania y Estados Unidos se han mostrado «mortales» en este 2017. Y eso es debido a su búsqueda de mejorar de cara el futuro. Muchas caras nuevas, muchas ideas diferentes y una sensación extraña de que para avanzar, están perdiendo ese «aura» ganador. Las derrotas formulan preguntas, críticas y falta de convicción en el proceso de cambio. Pero creo sinceramente que están en el camino correcto, y es un «tiempo» que le están ganado al resto de selecciones.

Las alemanas han fracasado hoy... ¿para ganar mañana?

En el Mundial de 2019 tendremos la respuesta.