Mi aventura por la Eurocopa 2017
Países Bajos y la Eurocopa del 2017 se han ganado mi corazón
Ya de vuelta en mi preciosa y calurosa Palma de Mallorca y preparado, por petición del amigo @Thelonious81 (Twitter), para contaros cómo ha sido mi aventura como aficionado en esta sensacional competición que estamos viviendo en los Países Bajos estos días.
En tan sólo 6 días y 4 partidos he podido «crear recuerdos» imborrables que espero perduren en mi memoria por mucho tiempo; y vivir una divertida experiencia en un torneo que debería ser otro salto más para la «aceptación», por parte del público general, de este deporte que tanto nos gusta. En Breda, ciudad cosmopolita y coqueta en la que me hospedé estos días, todo el mundo sabía de que en su ciudad se estaba disputando la UEFA Women's Euro 2017.
*MIS PARTIDOS: Noruega – Bélgica, Alemania – Italia, España – Inglaterra y Bélgica – Países Bajos.
La elección de los partidos que quería ver fue bastante sencilla una vez que me decidí por la zona Breda-Tilburg (15 minutos en tren) y con el aeropuerto más cercano en Eindhoven (a 40 minutos en tren de Breda). ¿Por qué Breda? La respuesta es sencilla: Dos sedes cercanas en las que había 8 partidos en 10 días. La posibilidad de ver a Alemania y el Bélgica – Países Bajos era difícilmente eludible para mí. Y como podía hacer coincidir ambos partidos con ver el Inglaterra – España y a Caroline Graham Hansen... Pues a buscar hoteles y billetes, no?
BÉLGICA – NORUEGA: «EL ATAQUE DE LOS CENCERROS»
Feliz y contento salía yo de Palma aquella mañana soleada sin saber que aquella tarde me perdería dos veces, me llovería otras tantas y no dejaría de escuchar cencerros todo el partido.
La odisea arrancó en Eindhoven cuando llegué a la máquina de la NS que, como una familia y yo comprobamos, nos tomó el pelo (se la debe de tomar a más de uno). Le doy al botón en inglés, escojo mi destino y son 15'75€. Hasta ahí todo bien. Pero... Llegó la hora de pagar. No aceptan ni VISA, ni tampoco billetes. Sólo monedas. ¿Solución? Ir a la papelería a comprar aguas y Kinder Buenos para que nos diera cambio. Eran las 14:30 de la tarde y tenía que llegar a Breda rápido porque el partido era a las 18:00. Cojo el autobús a la estación (en las pantallas había publicidad de la Eurocopa) y me voy a la estación de trenes. Breda Here I Come!
Nada más salir del tren me choqué con la Fan Zone dónde los belgas estaban haciendo «la conga» y niñas noruegas se estaban pintando la cara. Pensé: «Me lo voy a pasar t***». Pobre de mí. Entre la «excitación» de ver a tanta gente ilusionada y el ambiente que había en el lugar de encuentro (donde regalaban revistas y balones de la Euro), perdí una media hora que se convirtió en 1 hora por empezar a andar escuchando música sin saber muy dónde iba. Cosas del directo. Llegué al hotel a las 16:30 me encontré con una pareja belga que iba al partido y charlé con ellos. Total que eran las 17:00 de la tarde y no había dejado el equipaje en la habitación.
A las 17:15 alquilé la bici y me puse dirección al estadio. Pero de la nada, apareció la tormenta del siglo y quién os escribe decidió continuar primero, y pararse después para refugiarse de la lluvia. Como estaba en modo ahorro de datos móviles (no os riáis), le pregunté a una señora de la zona que dónde estaba el estadio del NAC Breda... Y me perdí por segunda vez. Total, que después de deambular por una zona de casas y parques que me parecían iguales y a 10 minutos de que comenzase el partido, decidí activar los datos móviles. «!Jo***¡. Era a la izquierda y no a la derecha. Me c*** **...» Verídico.
Llego al estadio y lo primero que leo es un cartel que pone algo así como: «Está prohibido lanzar objetos. Prohibida la entrada en 10 años y 10.000€ de multa» (Poca broma). Pero fue girar mi cabeza a la izquierda y entonces vi el «muro rojo» que formaban los aficionados belgas. Pero lamentablemente, yo tenía entradas para el sector noruego, donde una fila más arriba, estaban las familias de algunas jugadoras del conjunto escandinavo. Y si seguís los deportes de invierno habréis escuchado mil veces por la tele el entrañable, nos hace gracia desde España, sonido de los cencerros. Pues ya os advierto que escuchar durante 80 minutos los dichosos instrumentos para el ganado te hacen replantearte muchos cosas.
Pero «Borja, estás en la Eurocopa. Reacciona». La verdad es que el ambiente de mi primer partido en los Países Bajos fue absolutamente espectacular. La proximidad de Bélgica hizo que se movilizasen un número inmenso de aficionados que nos hicieron vibrar en el estadio. La victoria «local» fue celebrada con éxtasis y jubilo tanto por la afición, como por las jugadoras. La «odisea» había merecido la pena.
Nota: Aquella noche cené en el McDonalds y estaban dando el Dinamarca – Países Bajos.
ALEMANIA – ITALIA: «TUCCERI CIMINI ÍDOLO ALEMANA»
El momento más esperado por mi parte había llegado. Qué ilusión más grande el poder ver a las alemanas en un torneo importante (los que me conocéis sabéis mi predilección por el fútbol alemán). Con la ilusión de un niño me puse rumbo a Tilburg en el único día soleado de mi viaje. Llegué a la estación de tren dónde lo primero que te encontrabas eran tres banderas con Mandy Van Den Berg como protagonista. Pero enseguida me llamó la atención una cosa. A diferencia de el día anterior, donde los belgas llevaban la camiseta de su selección pero con «Hazard», «Lukaku» o «De Bruyne» a la espalda; vi pasar a una madre con 4 niñas con camisetas de la selección femenina (las del 2011). «¿Camisetas de Prinz, Grings o Smicek? Esto puede molar?»
Pillé el bus que te dejaba más cerca del estadio para no correr riesgos (una y no más) y de nuevo, publicidad de la Eurocopa por todos los lados (en Breda había por todo el casco antiguo y las afueras). Fue fácil encontrar el estadio. Pese a que quedaban más de 2 horas para el partido, seguí las camisetas de Alemania.
Däbritz, Kemme, Kerschowski, Popp, Wensing, Leupolz, Marozsán, Maier... El paraíso «frikinal» tenía nombre: Koning Willem II Stadion. Era enormemente gratificante el pasearse por los alrededores del estadio y ver a cientos de chicas con sus camisetas de jugadoras. Sí, alguna de Götze o Kroos veías; pero la que más abundaba, era la de Marozsán.
*Vi a un chico llevar la de Almuth Schult. Imposible superar eso.
Desde la llegada en autobus de las jugadoras hasta que se despidieron dando la vuelta de honor, los aficionados alemanes no pararon de animar ni un sólo segundo creando una atmósfera entrañable, divertida y familiar. La forma de animar era distinta a la de los belgas. Mientras que los aficionados de las Red Flames hacían mucho ruido, atronaba el estadio, en determinados momentos; los alemanes no paraban de animar durante todo el partido.
Por suerte, me senté al lado de 6 chicas muy divertidas que fueron las que consiguieron hacer la ola que supongo que pudisteis ver desde vuestra casa (y que dio 4 vueltas). Todo el santo día la afición alemana, daba igual quién propusiese el cántico que todos le seguían, animando. Desde el famoso «Auf geht's Deutschland schiesst ein tor», hasta el, quizás algunos fans del 1.FFC Frankfurt lo conozcáis, «Ecke, Ecke, Ecke. Tor Tor Ror».
Ambiente espectacular que superó mis expectativas.
Aunque el momento más divertido de mi viaje y quizás, la mayor ovación que una jugadora se llevará en este torneo, fue protagonizado por Linda Tucceri Cimini. Lo he mirado esta mañana en Eurosport y lamentablemente no se ve la acción pero sí que se escucha la ovación (Minuto 82′ de partido). Os pongo en situación. Había dos balones sobre el terreno de juego y la lateral de Italia quiso quitar uno y decidió chutarlo al foso. El problema reside que el foso del estadio tenía inclinación así que depende dónde golpease, volvía. La italiana trató de sacar el balón tres veces, pero las tres veces volvió provocando así la carcajada general de todo el estadio.
***Interesantes las hamburguesas con mayonesa, mostaza, cebolla y salsa barbacoa del estadio; así como las patatas fritas con ketchup y mayonesa y los perritos con col.
ESPAÑA – INGLATERRA: «EN BUSCA DEL IBUPROFENO»
No sé cuántos años llevo escribiendo para FutFem.Com y os lo creáis o no, todavía no conocía a la «jefa», la señorita Lalu Albarrán. Y lo divertido es que la conocí deprisa y corriendo por la necesidad imperiosa de que me diera un ibuprofeno para el catarro.
Nota: Un placer encontrarme con Eli Capa, Paloma Monreal y Sandra Sánchez. No hablé con ellas porque no quería «meterme» en su conversación (interesante el tema que trataban ). Y mil gracias por las pastillas.
Estuve en la Fan Zone muy temprano así que no puede experimentar el ambiente. Me fui pronto hacia el estadio porque anunciaban tormenta eléctrica y allí me encontré con un padre y una hija (hablaban en francés) que no se separaron de mí en toda la noche tanto dentro (los asientos contiguos) como fuera del estadio. Estaban más animados que yo y el padre decía insultos en un castellano peculiar. Muy majos ambos y me alegro de que la hija se pudiera hacer fotos con muchas de las jugadoras españolas (llevaba una bandera, una pancarta y la camiseta de España con el número 18).
Tuve el placer de conocer a Carlos Navarro (CarNavKrauss en Twitter), le reconocí por su indudable chaqueta roja del Eintracht Frankfurt. Muy amable y con excelente conversación sobre fútbol alemán. Siempre me gusta hablar del Wolfsburgo, y si alguien me sigue la conversación, pues bienvenido sea. Al «niño» le dieron una pelota que luego le firmó Sandra Paños. A todo esto, interesante estar delante de jugadoras como Mari Paz Vilas o la propia portera del Barça, que me siguen en Twitter, y no decirlas nada. Yo era el tío de la sudadera gris con pantalón corto que no decía ni una sola palabra.
***Nota: Toni Duggan, con la que caía, salió del estadio en chanclas. También fue curioso lo de la recogida de paraguas al salir del estadio.
***WTF: Ir a los Países Bajos, estar en el mismo sitio que ellas, y no ver a Eli Sarasola y Ana Romero Moreno. Life.
El partido en sí no lo pudo disfrutar mucho por la tremenda tromba de agua y el resfriado que llevaba. Había mucho inglés y me dediqué más a observar tácticamente a las dos selecciones que a animar. Qué frío pase.
***Nota: Le hice una foto grupal a la familia de Millie Bright lol.
*Quizás no había «canción oficial», pero el «We fire it up» sonaba varias veces en todos los partidos.
BÉLGICA – PAÍSES BAJOS: «TILBURG Y LA FIESTA ROSA»
Es curioso que quizás el partido con menos atractivo para el espectador hace unos meses, se convirtiese, por el ambiente, en el partido que más interés me despertó una vez allí. Me había comprado la camiseta de los Países Bajos en Breda (por cierto, en todos los partidos había merchandising del torneo), y yo iba contento y orgulloso dirección Tilburg con mi camiseta Oranje. Decidí ir 3 horas antes para ver el ambiente y por las advertencias de la UEFA por el «sold out». Pero cuando llegué a esa ciudad que enamoró al otrora rey Guillermo II, me esperaba la locura rosa.
Ya en el tren se veían cosas raras. Alguna mujer vestida de forma peculiar y muchos sombreros rosas me levantaron la curiosidad. En cuánto el tren paró en la estación y se abrieron las puertas, se escuchaba a gente cantando cómo si no hubiera un mañana. La estación estaba llena de gente que iba hacia la izquierda; y como la Fan Zone estaba en esa dirección, me dejé llevar por la multitud.
Había una especie de alfombra rosa por la cual todo el mundo andaba, hacía fotos e iba sonriendo con ganas de pasárselo bien. A apenas 30 metros de la puerta de la estación te encontrabas con un DJ pinchando música y se distinguían atracciones de feria a 100 metros. ¡Qué locura!
Decidí seguir a la gente por esa alfombra y me di cuenta que había una especie de feria/festival de música un tanto peculiar, porque era en le mismo centro de la ciudad. Iglesias al lado de la noria, los coches de choque o «el pulpo». Atracciones por todas las calles dónde por el gentío casi no se podía ni pasear. Gente vestida de rosa que se lo pasaba en grande (estaban todas las terrazas llenas) y luego los que íbamos con camisetas naranjas o rojas con cara de asombro pero dejándonos llevar por el ambiente.
A la derecha del Oude Markt, dónde estaban la mayoría de atracciones, estaba la Fan Zone más movida de las que yo había visitado. Niños jugando al fútbol o al billar y gente más mayor cantando las típicas canciones de este tipo de eventos. La conga no podía faltar. Pero decidí seguir la línea rosa a ver dónde me llevaba. Y pasado la zona para los aficionados a la Eurocopa, llegaba la locura con las zonas de música, más atracciones y demás espectáculos.
Pasada 1 hora por esa fiesta, que luego me enteré que era el Holy Pink Festival 2017, decidí poner rumbo al estadio para evitarme las colas del Alemania – Italia. Miraras por dónde miraras, se notaba el ambiente festivo del partido. Los belgas hacían ruido cada vez que salían del autobús. Por suerte, al tener ya los «coins» pude pillar comida y bebida sin hacer cola.
***Nota: Entré en Área Chica Cope mientras esperaba a comprar unas patatas fritas y una hamburguesa. Los hombres podemos hacer dos cosas a la vez, eh? xD
Y con mi camiseta naranja entré al «Ere Noord» donde estaban... los aficionados belgas. No hubo ningún problema pues eran todos muy divertidos y amigables pero quizás me hubiera gustado más estar con la «familia» naranja. Al final, cuando se dio el pitido inicial, las 5 primeras filas de ese bloque eran neerlandesas.
El partido tuvo un claro ganador. Y esa fue la afición belga. Los neerlandeses sólo se enganchaban al partido cuando la marea roja gritaba: «Belgium, Belgium»; que ellos aprovechaban para decir: «Holland, Holland». Hasta el 2-1 de Lieke Martens, apenas se pudo escuchar nada de la parroquia local.
Y el premio para los aficionados, o familia, para ruidosa del torneo es para... La familia de Lenie Onzia. Eso sí que es entrega por la causa. Desde 1 hora antes del partido hasta 15 minutos después cuando vieron llorar a su jugadora. Todo el tiempo animando sin parar a toda la grada. Cuando podían metían eso de «Lenie Onzia Sha la la la, Lenie Onzia sha la la la la», pero en general, todo lo que gritaban, al ser 20 ó 30 personas es más fácil que te sigan el cántico, era cantado por sus compatriotas. De hecho, uno de los familiares o amigos estuvo toda la primera parte animando con el megáfono, hasta que se lo quitaron al descanso miembros de la organización. Cuando se paró el partido por el cabezazo que daño a dos jugadoras, una de ellas fue Anouk Dekker, hizo el sonido de las sirenas y todo el estadio se rió.
Ese fue mi último partido en esta Eurocopa 2017. Volviendo hacia el hotel en bici por la noche y viendo los carteles de la Euro, sentí tristeza por abandonar esta «burbuja» que se crea en el Fútbol Femenino cada 2 años (Euro y Mundial).
Al día siguiente vi en la estación de tren a un aficionado sueco con su camiseta que me dijo que iba en dirección Doetinchem para animar a las suyas.
Países Bajos y la Eurocopa del 2017 se han ganado mi corazón. He podido vivir y experimentar como aficionado otro pasito más del avance que este deporte el cual sigo desde hace casi 10 años, da este verano. Sin duda alguna que me apuntaré al Mundial de Francia 2019. Así que si alguien se apunta conmigo, que me avise. Porque la experiencia vale la pena vivirla.