Mundial sub19: Las once jugadoras que más brillan

FIFA.com ha elegido cuidadosamente a once de las mejores y más prometedoras jugadoras

Mundial sub19: Las once jugadoras que más brillan

Sin duda, esta colección de jóvenes estrellas en ciernes dará mucho que hablar en un futuro, dentro de un balompié de féminas en rápida expansión. Es un placer para nosotros presentar ante el mundo a...

Elvira Todua (Rusia)

A pesar de haber encajado 11 goles en cuatro partidos, la guardameta rusa se he descubierto como uno de los grandes valores del conjunto debutante en este Campeonato Mundial. Siempre atenta y concentrada, Todua se ha mostrado segura bajo los palos y valiente en las salidas. Especialmente, en el partido ante España, su actuación fue magnífica, resultando prácticamente infranqueable ante la insistencia ibérica. Posee el fuerte carácter necesario para ocupar su posición y reordenar a sus compañeras en las inmediaciones del área.

Wang Kun (China)

Una de las dos intimidatorias defensas centrales de las conservadoras jóvenes Rosas de Acero Wang Kun ha hecho valer su imponente presencia en la pareja de desigual estatura que integra junto a la capitana Sun Yongxia. Wang, que mide 1.75 metros, ha desempeñado un papel vital en la habilidad de China para proteger su área de las intrusas gigantes rivales. La futbolista de Hebei, siempre jugando el balón con una relativa sangre fría, marcó tras una falta preciosa pero mortífera para iniciar una importante remontada contra Italia en el Grupo B (2-1).

Sally Shipard (Australia)

Con sus tiernos 17 años, Sally Shipard es ya toda una veterana del Torneo Olímpico de Fútbol femenino. Con vistas a Tailandia 2004, su estoico seleccionador, Adrian Santrac, esperaba grandes cosas de su nueva estrella. Tras describirla como el futuro del mediocampo de las Matildas y como "la mejor centrocampista de los Juegos de Atenas", Santrac no tiene reparos en cargar una gran responsabilidad sobre los pequeños hombros de Shipard. Tras un tímido comienzo de fase final, la jugadora nacida en Wagga Wagga (Nueva Gales del Sur) se ha mostrado en todo momento como una de las perlas más preciadas del país oceánico. Su habilidad tanto a la hora de atacar como de defender, así como su serenidad y sangre fría bajo presión, la hacen parecer una mujer entre chicas dentro de un 'once' australiano animoso pero limitado. No hay duda de que todos veremos grandes cosas a cargo de esta joven estrella en el futuro.

Anja Mittag (Alemania)

Llegada al torneo con una sólida reputación como la delantera más temible de Europa, ni la defensa más acreditada de la fase final tailandesa iba a concederle a la jugadora del FFC Potsdam un palmo de terreno. A pesar de esa atención añadida, Mittag se destapó con la friolera de cinco goles en la primera fase: uno contra Tailandia, dos frente a Australia y otros dos contra Canadá. Una cifra que situó a la potente y decidida ariete casi a la par con la canadiense Brittany Timko, en pugna por el galardón de máxima anotadora del torneo. Pero fue su hábil volea en cuartos de final, que estableció el empate contra Nigeria a cuatro minutos de la conclusión en Chiang Mai, la que desencadenó un torrente de elogios sobre su tenacidad y sus nervios de acero. Tras el pase de su selección a la final, está claro que la joven Anja tiene grandes posibilidades de convertirse en la mejor atacante de este torneo.

Angie Woznuk (EE.UU.)

Madurez, visión de juego, liderazgo y mucha clase. La número diez es la mejor directora del juego estadounidense. En su cabeza nacen las ideas para el ataque y domina como pocas los tiempos. Capaz de imprimir velocidad al partido o de ralentizarlo según sea necesario, la joven centrocampista es una pieza fundamental de su equipo. Abre huecos en las defensas rivales donde no los hay, y habilita con asombrosa facilidad a sus letales delanteras que tiene mucho que agradecerle. Es, sin duda, el más valioso activo del combinado norteamericano, y es que si rebobinamos las jugadas de peligro de las americanas, en la mayoría encontraremos la bota de Woznuk en el origen.

Marta (Brasil)

Fútbol en estado puro. Brasil es Marta. La menuda centrocampista maravilla a los espectadores con sus geniales regates, sus quiebros, su magnífica zurda y su visión de juego, y los enamora con sus expresivos gestos sobre el césped. Todo un carácter, no tiene ningún problema en echarse el equipo sobre los hombros y conducirlo hacia la victoria con su tremenda calidad. Todo el fútbol de las canarinhas nace o pasa por sus botas, y es que la incansable número diez se mueve con comodidad por todas partes. Resulta prácticamente imposible quitarle el balón de los pies. Temible en el área porque tiene remate y fuera de ella porque sirve en bandeja los goles a sus compañeras. Marta es todo un espectáculo.

Brittany Timko (Canadá)

Sin ser lo que uno llamaría una delantera nata, la formación de Timko como centrocampista parece haberla convertido en la opción perfecta en ataque. Encontrando los huecos y los espacios con la precisión de una auténtica cerebro, la canadiense irrumpió en punta logrando seis goles en un complicado Grupo A. Al cabo de esos tres primeros partidos, la chispeante y rubia medio centro reconvertida en delantera aventajaba en un tanto a la alemana Anja Mittag, antes de afrontar los cuartos de final. Con una nueva diana en la derrota ante China en cuartos, la joven Timko concluyó su campaña tailandesa a sólo tres goles del récord de diez, el casi inalcanzable tope logrado por su compañera en Canadá 2002, Christine Sinclair. Humilde hasta la médula, el control, la velocidad y el instinto asesino de la letal artillera la han hecho auparse al firmamento de las once estrellas que más brillan en Tailandia 2004, según FIFA.com.

Stella Godwin (Nigeria)

Nigeria no sólo demostró poseer la esperada cantidad de talento innato, sino también una admirable capacidad de trabajo y habilidad técnica. La interior izquierda Godwin gozaba de esos atributos a espuertas, y fue una de las mujeres que ofreció un talento más vistoso en ataque dentro del torneo. Godwin, una de las dos únicas nigerianas afincadas en el extranjero -milita en el Odense danés-, logró hacer temblar las redes rivales en una ocasión, contra Brasil. Pero además, la joven estrella de 18 años participó directamente en la fabricación de la mayoría de las cinco dianas logradas por Nigeria. Sin duda, se trata de una de las jugadoras con más futuro en las talentosas campeonas de África, y no habrá que perderla de vista.

Celia Okoyino Da Mbabi (Alemania)

A medio camino entre una delantera y una medio centro, Celia Okoyino Da Mbabi representa una nueva influencia para el fútbol femenino alemán. Nacida de padre camerunés y madre francesa, la sutil número 10 marcó tres goles en la primera fase, al tiempo que abasteció constantemente de balones a la reina del gol Anja Mittag. Con su destreza y técnica con el balón, su incisivo cambio de ritmo, y su disposición a intentar el remate desde cualquier posición, las principales autoridades del fútbol alemán apuntan a esta espléndida cerebro como una de las estrellas que más brillan en el extenso firmamento de su país.

Amy Rodríguez (EE.UU.)

Una constante pesadilla para las defensas rivales. Amy Rodríguez es rápida, hábil con el balón en los pies y una incansable luchadora. Su debut con la camiseta nacional no pudo ser mejor, al anotar dos goles y dar la asistencia del tercero. Es explosiva en sus salidas por la banda izquierda y es generosa dentro del área, no se obsesiona con su gol, sino con el del equipo. Aunque por altura, el remate de cabeza no es su fuerte, su potente físico la permite encarar sin dificultades a cualquier oponente y ser un peligro desde cualquier punto del área.

Cristiane (Brasil)

Tímida y discreta fuera del campo, la delantera brasileña es todo fuerza y carácter sobre el terreno de juego. Se mueve con agilidad entre las defensas rivales sacando lo mejor de sí misma con las asistencias de su media naranja sobre el terreno de juego, Marta. Consigue despegarse de los marcajes con facilidad y no duda en disparar con potencia a portería en cuanto tiene la oportunidad. Todo esto combinado con su altura, que la permite ir bien de cabeza, la convierte en una depredadora del área.